Fracasan los aspirantes sinceros en su lucha por la auto observación de sí mismos, sucumbiendo en la dura brega por el despertar de la conciencia, por cometer el desliz de no recordarse a sí mismos, es decir cometen el error simplista de no sentirse a sí mismos, de no ser conscientes de sí mismos.
Atenernos a estar pendientes únicamente de como caminamos, en donde estamos, con quienes estamos, que estamos haciendo, olvidándonos de sí mismos, es dejarse cegar por las percepciones de los sentidos, caer en el embeleso del mundo externo y en un estado ilusorio de auto observación. Esto es porque en nuestro interior la mente sigue proyectando y todo este proceso interior está pasando desapercibido para nosotros.
Comprender profundamente esta situación es urgente para acercarnos al despertar de la conciencia. Esto solo puede ser el resultado de profundas reflexiones, después de pasar muchas horas entregados a la meditación interna, de observar en esos precisos momentos la charla interior y el tren de pensamientos y sentimientos que cargamos y al levantarnos de la práctica, constatar que todo ese trajín interior continua existiendo mientras camínanos, charlamos, trabajamos, etc.
